
Por qué no hay que obligar a los niños a dar besos y abrazos
Las muestras de afecto y el o físico deben ser siempre voluntarias y espontáneas, nunca forzadas ni impuestas, por lo que hay que enseñar a los menores a poner límites desde la infancia
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Ir al contenidoExperta en inteligencia emocional. Especialista en atención temprana y primera infancia. Maestra de educación especial. Autora de 'Incondicional', un cuento sobre el vínculo de apego seguro entre padres, madres e hijos. Divulgadora de educación en medios, charlas y conferencias. Colabora con la sección de EL PAÍS Mamás & Papás.
Las muestras de afecto y el o físico deben ser siempre voluntarias y espontáneas, nunca forzadas ni impuestas, por lo que hay que enseñar a los menores a poner límites desde la infancia
Un menor no necesita de un gran entorno para jugar, tan solo precisa de un espacio preparado para sus necesidades evolutivas y madurativas. Los adultos también obtienen beneficios de divertirse: disminuye el estrés y les conecta con habilidades que quizás creían perdidas
La psicoterapeuta y autora de cuatro libros reflexiona sobre el creciente aumento de problemas de salud mental en los jóvenes y sobre cómo parece que no necesitan a nadie, pero es cuando más precisan de acompañamiento. También asegura que la mayoría pasa una media de tres horas al día expuestos a las redes
Los niños dicen palabras malsonantes porque quieren ser parte de su entorno, lo han visto en la televisión o para expresar su malestar. Para paliarlas, lo mejor que pueden hacer los progenitores es mantener la calma, relativizar y ser el mejor modelo posible
El rincón para reflexionar se popularizó en 1960 con el fin de evitar que los padres fueran violentos con sus hijos y buscasen un momento para salir de la situación y respirar. Pero los mayores le dieron la vuelta y lo aplicaron con los menores como castigo, pero no funciona porque estos no tienen la capacidad ni la madurez para entender lo que han hecho
Los menores no tienen adquirido el sentido de la empatía ni la capacidad de compartir, ya sea objetos o la atención de los adultos. Ante los conflictos y celos, los padres deben acompañar a sus hijos desde la escucha, la empatía y el respeto
Los padres deben entender que no se relacionan con adultos en miniatura, sino con un menor en proceso de crecimiento con una conducta que no es previsible ni lineal. La organización y la comunicación respetuosa son dos claves para que todo fluya mejor