Los obispos urgen a PSOE y PP una regularización general para medio millón de inmigrantes
El presidente de la Conferencia Episcopal pide a “los dos grupos políticos mayoritarios” que impulsen una iniciativa legislativa popular que favorezca a las personas “excluidas” y que “viven en una tierra de nadie”


Los obispos españoles han vuelto este lunes a arremeter contra las políticas antimigratorias y han exigido por enésima vez a “los dos grupos políticos mayoritarios en las Cortes Generales”, el Partido Popular y el PSOE, que impulsen una regularización extraordinaria de medio millón de inmigrantes a través de la iniciativa legislativa popular (ILP) que se itió a trámite hace un año. “Es también una llamada a superar polarizaciones estériles y abordar los graves problemas comunes desde legítimas diferencias, pero buscando puntos de encuentro. Queremos promover una alianza social que lleve la esperanza a quienes están excluidos de la regularización y viven en una tierra de nadie que no propicia nada bueno. Estamos dispuestos a ofrecer un cauce que facilite el encuentro y el diálogo”, ha pronunciado el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el arzobispo Luis Argüello, durante su discurso inaugural de la primera plenaria anual del episcopado español. Argüello ha adelantado que, en “próximas fechas”, solicitará un encuentro con ambos grupos políticos para “trasmitirles esta iniciativa y sugerirles la posibilidad de un diálogo”.
La Iglesia española fue una de las grandes impulsoras de la ILP, promovida por centenares de organizaciones. Bajo el paraguas eclesiástico se encontraban Cáritas, la CEE y la Confer, esta última es la entidad colegiada que reúne a las más de 300 órdenes y congregaciones religiosas de España. El proyecto recogió casi 612.000 firmas validadas por la Oficina de Censo Electoral. No obstante, según critica ahora Argüello, la iniciativa se paralizó en noviembre tras la modificación del Reglamento de la ley de extranjería, “que sirve de argumento para paralizar la tramitación ya aprobada de la ILP por ser ya innecesaria”.
La actual normativa, aseguran los obispos, deja en un “limbo jurídico y existencial” a miles de personas: “Quienes no cumplan el requisito de dos años de permanencia o personas que no puedan demostrar fehacientemente su estancia durante ese periodo; las personas indocumentadas sin posibilidad de recibir documentos de su país de origen; las personas con difícil empleabilidad por edad, discapacidad o enfermedad crónica; quienes estando en posibilidad de trabajar no pueden aceptar una propuesta de empleo por no estar ‘regularizados’ ni pueden ‘regularizarse’ por no aportar un contrato laboral; los solicitantes de protección internacional, a quienes se deniega su solicitud; y las familias con niños y adolescentes que estén en situación de irregularidad istrativa”.
Un acuerdo entre PSOE y PP sería “un ejercicio de regeneración democrática”, ha subrayado Argüello. El arzobispo ha recordado que la CEE reconoce “el derecho del Estado de regular los flujos migratorios” —en colaboración con los países de origen y combatiendo las mafias”—, pero siempre defendiendo la dignidad humana. “Ante la situación de estos miles de personas, especialmente niños, enfermos, trabajadores, ¿qué hacer, expulsarlos a todos o abordar la manera de regularizar su situación?”, ha dicho.
El líder de los prelados ha criticado la campaña de rearme europeo mientras “la terrible guerra continúa en Gaza y en otros lugares del mundo” sin que intervenga el derecho internacional. “Asistimos, entre asombrados e indiferentes, al sufrimiento humano provocado por la fuerza bruta y ciega de las armas inteligentes”, ha leído Argüello. Ante esta problemática, la CEE advierte: “El rearme armamentístico está de actualidad y es presentado como imprescindible para la seguridad. Pero si no hay un rearme ético y espiritual que favorezca el encuentro y el diálogo y la búsqueda de un orden internacional más justo, la seguridad armada no asegurará la paz”.
En el discurso inaugural, de 40 páginas de cuartilla, el presidente de la Conferencia también ha definido al presidente de los EE UU, Donald Trump, como “un elemento catalizador para precipitar la quiebra del orden internacional” tras la Segunda Guerra Mundial y cómo los recientes acontecimientos han trastocado las relaciones entre el país estadounidense, Europa, Rusia y “los nuevos polos de poder mundial”, como China, India y las repúblicas árabes.
Pese a la contundencia de Argüello con la necesaria acogida y regulación de los inmigrantes, no ha arremetido con la política de deportaciones en masa que está ejecutando la istración Trump. Y en lugar de condenar el discurso capitalista del presidente republicano —Argüello siempre ha mostrado su animadversión al neoliberalismo económico, al que acusa de arrasar “los valores de las personas”—, lo ha tildado de “singular” y a las expulsiones de migrantes como un “debate” abierto por el vicepresidente católico J. D. Vance. Por otra parte, totalmente opuesto a lo que señala la carta que el papa Francisco envió a los obispos estadounidenses el mes pasado.
En este contexto internacional, Argüello lamenta que Europa siga “haciendo gala de su laicidad”, mientras que el resto de potencias fortalecen “el fenómeno religioso”: Rusia y el cristianismo ortodoxo; los Estados árabes y el islam; China y el confucianismo; la India y el hinduismo; o EE UU y el “mosaico de denominaciones cristianas. El arzobispo propone a los cristianos españoles y europeos de a pie que impulsen la aportación del catolicismo “para la permanente regeneración ética y espiritual de nuestros sistemas de gobierno y modos de organización política”.
“Obispos, traidores, sois profanadores”
Mientras los obispos de las 70 diócesis estaban reunidos en misa, a las puertas de la sede de la CEE en Madrid, un centenar de manifestantes se ha congregado para atacar el reciente acuerdo entre el Vaticano y el Gobierno de desacralizar la basílica de Cuelgamuros —anteriormente Valle de los Caídos—. Cargados con banderas y pancartas, han arremetido con frases como “obispos, traidores, sois profanadores”, según han recogido medios presentes como Religión Digital.
La postura de la Iglesia ante la polémica del Valle de los Caídos —que comenzó con la exhumación del dictador Francisco Franco en octubre de 2019— ha sido ambigua. Existe una división entre los obispos ―varios dejan ver sin pudor en sus declaraciones cierta nostalgia por el franquismo― y entre las numerosas asociaciones cristianas. Algunas como Hazte Oír o Comunión Tradicionalista Carlista impulsan campañas y concentraciones en redes sociales para “la reconversión de España”, “la abolición del aborto” o, como este lunes, para “la defensa de la Cruz del Valle” y apoyar a los “pastores [obispos y sacerdotes afines al discurso ultra] que están reprimiendo el ataque de los lobos”.
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