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Quasimodo destapa el abandono de la iglesia de La Antigua de Valladolid, del siglo XII y protegida

Una compañía de teatro actuó sin permiso de Patrimonio en un templo emblemático y denuncia asimismo tejas rotas, palomas muertas y reformas ruinosas

Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle de Valladolid
Juan Navarro

La adaptación al teatro callejero del Quasimodo de Victor Hugo ha destapado la desatención sobre la iglesia románica de La Santa María de la Antigua de Valladolid. Una compañía sa participante en el festival de Teatro de Calle (TAC) optó por descolgar al protagonista por las centenarias torres del templo, bien de interés cultural (BIC) desde 1897. Las asociaciones patrimoniales clamaron contra ello, provocaron que el Ayuntamiento (PP y Vox) anulara una segunda función y han servido para revelar las versiones contrapuestas del Consistorio respecto a esta actuación y su potencial afección al conjunto. Los artistas han reivindicado que no comprometieron a La Antigua y han criticado su conservación: “Descubrimos una iglesia en avanzado estado de abandono: tejas rotas, una gruesa capa de excrementos de palomas y cadáveres, reformas ruinosas que amenazaban con caer, cadenas de campanas oxidadas, gárgolas bloqueadas, grafitis, focos sucios…”.

Todo sucedió el miércoles 21 de mayo. La obra consiste en que Quasimodo, en un juego de cuerdas y equilibrismos, poleas y arneses, trepa y se descuelga por la torre y el techo del conjunto románico para llegar a su amada Esmeralda. Hasta tres actores llegan a moverse a la par por la torre y los tejados. Cientos de personas se congregaron para disfrutar del espectáculo. También el alcalde, Jesús Julio Carnero (PP), y la teniente de alcalde y concejala de Cultura, Irene Carvajal (Vox). Pronto comenzaron las quejas de los expertos en cuidado patrimonial, con el recuerdo reciente del hundimiento de la cúpula de la iglesia de la Vera Cruz, a unos cientos de metros de La Antigua, tras unas obras inadecuadas. El Ayuntamiento reaccionó cancelando el espectáculo del día siguiente por la “inquietud generada en distintos ámbitos respecto al alcance de dicha intervención escénica y sus posibles interpretaciones istrativas”.

El alcalde de Valladolid, Jesus Carnero, asiste junto a la concejala de Educación y Cultura, Irene Crusat, a los espectáculos del Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle de Valladolid, en una imagen cedida.

Las características de La Antigua acarrean que cualquier actuación sobre una iglesia de este valor histórico deba consultarse con la delegación de la Junta de Castilla y León en Valladolid. La delegada territorial, Raquel Alonso (PP), contesta así a EL PAÍS: “A la comisión territorial de Patrimonio no nos llegó ninguna petición ni propuesta de autorización, hemos cursado una petición de información para poder conocer en qué ha consistido la actuación y sobre todo los medios técnicos que se han utilizado”. El gerente de la Fundación Municipal de Cultura, Carmelo Irigoyen, indicó en Cadena Ser Valladolid que no vieron necesario solicitar ese informe tras leer la Ley de Protección del Patrimonio Cultural, si bien esta recoge que la istración territorial debe “decidir sobre las solicitudes de autorización de instalación de cualquier clase de cables, antenas, y conducciones aparentes en sitios históricos”. Irigoyen esgrimió que, pese a lo visto en Valladolid y evidenciado en las fotos de Quasimodo y Esmeralda, “la ley habla de instalaciones, instalar según la RAE es poner algo en un lugar de manera estable y esto no es una actividad estable, sino que se quita y se pone, por eso hemos considerado que no es necesario ese permiso”.

La compañía sa, Lézard Bleus, ha reivindicado la seguridad de su número y ha detallado los vaivenes de los permisos respecto a su intervención: “La tarde del 21 de mayo, en medio de los ensayos, la función fue cancelada y luego autorizada solo 15 minutos antes de su inicio”. Una vez aceptada, prosiguieron. Al día siguiente se les negó el segundo pase. La compañía ha reprobado la negativa y renegado del estado de conservación de La Antigua, un emblema centenario de la ciudad por su componente religioso, artístico e histórico: “Lo que descubrimos allí fue una iglesia en avanzado estado de abandono: tejas rotas, una gruesa capa de excrementos de palomas y cadáveres, reformas ruinosas que amenazaban con caer, cadenas de campanas oxidadas, gárgolas bloqueadas, grafitis, focos sucios. Antes de que la casa de Quasimodo pudiera albergar el espectáculo, limpiamos, barrimos, despejamos, borramos, reparamos, protegimos…”. Los agraviados afirman trabajar con zapatillas de “goma blanca, para no dejar huellas”, tampoco usan “partes metálicas en o con la piedra, cables, puntos de anclaje invasivos” y lamentan “las críticas que han hecho algunos responsables del patrimonio y la presión que han ejercido sobre el festival”. Asimismo, cuestionan por qué nadie acudió a la iglesia a revisar su sistema de cuerdas y que se les acuse de negligentes cuando, según ellos, han “cuidado el monumento”.

Miguel Pena, de la Asociación por el Patrimonio de Valladolid, agradece la buena fe de limpiar el tejado pero recalca que esa labor debe autorizarse por órganos competentes y ejecutarse en condiciones, no por altruismo de unos artistas. “Es difícil decir quién es el mayor culpable, todos deben saber que es un edificio protegido como BIC”, lamenta Pena, pues el cura y el Arzobispado deben conocer la categoría del inmueble y el Ayuntamiento y la Fundación Municipal de Cultura saber que deben consultar a Patrimonio territorial. “Hace falta más formación, es una secuencia sorprendente”, recalca el experto, pues su colectivo denunció por redes sociales que horas antes del evento se estaban colocando cuerdas por la torre.

El grupo ó con el Ayuntamiento, quien primero paralizó la actuación y luego la validó, según Lézard Bleus, para suspenderla definitivamente el jueves. El alcalde, Jesús Julio Carnero (PP), ha itido la “mancha” de este espectáculo y que tras un “informe jurídico” primero decidió llevar a cabo el evento y luego, “por prudencia”, cancelar: “Hemos acertado en un caso y en el otro”. Pena no encuentra palabras para “calificar que La Antigua esté en el estado que dijeron los artistas” y recuerda que el Arzobispado, como titular, debe cuidarla: “Insistimos en educación y prevención, luce más dar fondos para grandes rehabilitaciones, pero deberíamos invertir menos para que el mantenimiento sea continuo y no llegue a ese estado”. Este vallisoletano se indigna porque la edil de Cultura, Irene Carvajal (Vox), ha criticado a la asociación y los ha acusado de tener vínculos con partidos políticos: “Somos independientes y ayudamos a quien ayuda al patrimonio. Si hubieran tenido los permisos, la nuestra solo sería una opinión, pero no los tenían”.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, buscándose la vida y pisando calle. Grado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS. Autor de 'Los rescoldos de la Culebra'.
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