La batalla contra la multirreincidencia: un plan de orden y diplomacia para frenar a medio millar de ladrones en el área metropolitana
Los Mossos escenifican ‘Kanpai’: un proyecto que engloba más inteligencia, más investigación, más recursos y más relación con Judicatura para bajar los delitos


Los delincuentes multirreincidentes se han convertido en una de las principales preocupaciones del Govern y también de los partidos en la oposición. Con una mirada centrada en intentar revertir los datos y también la propia percepción de inseguridad, el Departamento de Interior de la Generalitat lleva meses estudiando qué abordaje queda por aplicar contra ese tipo de delincuencia, enquistada, que se repite y genera sensación de impunidad. Los Mossos han puesto en marcha este viernes la cara más visible de su plan Kanpai: un macroperativo activo 24 horas, con un millar de policías, distribuidos por toda el área metropolitana, el transporte público y el aeropuerto. Además, el proyecto de los Mossos, ambicioso y complejo, busca ordenar mejor los datos y conseguir detenciones más cualificadas, combinado con una mayor relación con otros estamentos, sobre todo la Judicatura. Solo en Barcelona, la policía detectó el año pasado a 452 personas detenidas 3.598 veces.
La reunión se produce a las ocho de la mañana en la comisaría de Sant Andreu, en Barcelona. La sala donde se celebra el ‘briefing’, la reunión en que se define el trabajo de aquel día a los policías, está atestada de agentes. La mayoría son mossos d’esquadra, pero también está la guardia urbana de Barcelona, y la Policía Nacional, sentados en primera fila. El encuentro es el pistoletazo de salida de un dispositivo que durará 24 horas, por toda el área metropolitana (Barcelona, Badalona y L’Hospitalet), el aeropuerto, y el transporte público, hasta llegar también a Sant Adrià de Besòs, Santa Coloma de Gramenet, y, por el otro lado, a Cornellà de Llobregat. ¿Su objetivo? Presionar y detener a delincuentes, a través de la saturación de la vía pública.
La macrorredada non stop es excepcional, y los Mossos no saben cuándo se volverá a repetir. Pero esa es solo una de las caras visibles del plan Kanpai (un brindis, en japonés, para vaciar la copa, en este caso llena de multirreincidentes) que ha elaborado durante meses uno de los mandos de la actual dirección de los Mossos, el intendente Toni Rodríguez. Por debajo de la exhibición de uniformes, coches y armas, subyace un análisis profundo para abordar un problema complejo, de dimensiones titánicas: poner coto a los multirreincidentes, y que ingresen en prisión o se marchen. Intentar que el sistema, que fuentes policiales consideran “fallido” en su respuesta a este tipo de delincuencia, mejore y, al final de todo el camino, que se traduzca en una bajada de los delitos.
Los Mossos han delimitado cinco grandes áreas de mejora, en la que van a centrar sus esfuerzos. La operativa se vio este viernes, con más policías en la calle, de la mano también de los antidisturbios (ARRO y BRIMO), implicados en labores de seguridad ciudadana. A ello se suma un trabajo mayor en inteligencia (delimitar qué es un multirreincidente, más allá de alguien que suma tres o más detenciones, y perfilarlos), en investigación (estrechar el círculo sobre grupos organizados que ahora se abordan de manera más individual y avanzarse a sus propósitos), en comunicación (contar las cosas también mejor) y en extranjería, con un trabajo más coordinado con la Policía Nacional (el cuerpo competente en Extranjería, que materializa las expulsiones). “Es intentar ordenar mejor nuestros propios datos para detener también mejor”, resumen fuentes policiales, sobre la búsqueda de la eficiencia: ir a por aquellas personas cuyo curriculum delictivo les llevará antes a prisión o a una expulsión.
Además, el plan apunta a una mejora de la diplomacia y la persuasión policial. Los Mossos buscan implicar a distintos estamentos en su plan Kanpai, con la judicatura a la cabeza, pero también servicios sociales (para identificar a personas que ejercen de “catalizadores” y evitar que arrastren a la delincuencia a jóvenes recién llegados), el sistema carcelario (que la policía colabore en la reinserción de delincuentes) o los medios de comunicación (¿cómo se explica la multirreincidencia?). El objetivo es diseñar una estrategia común, coordinada, contra los multirreincidentes. Una materia compleja, fragmentada, donde además los recursos materiales juegan un papel fundamental: los juzgados están saturados (Justicia ha anunciado la incorporación de cuatro nuevos juzgados penales y uno de delitos leves, que ya está en marcha), y la mayor actividad policial contribuye también a su colapso.
Fuentes policiales hablan de un pez que se muerde la cola, en el que la mayor actividad policial, con unos números elevados de detenciones (solo en Barcelona, el año pasado se llevaron a cabo 28.485 detenciones, un 4,5% más que el año anterior), no comporta una mejora de la situación si finalmente no se logra, ya sea mediante el castigo o mediante “la seducción”, que las personas dejen de delinquir. “La clave para solucionar la multirreincidencia no es policial”, añaden otras fuentes policiales, sobre el papel meramente de la policía en el abordaje del fenómeno. E insisten en que el código penal, la agilidad en su aplicación y los juzgados son quienes, en última instancia, pueden acabar poniendo coto a la situación. A pesar de ello, los Mossos han decidido exprimir el limón de sus opciones, con la esperanza de que a medio plazo se noten resultados.
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