Lidiar con la menstruación en Sudán del Sur: “Falto a la escuela cuando tengo la regla porque no tengo nada con lo que recoger la sangre” | Planeta Futuro | EL PAÍSp{margin:0 0 2rem var(--grid-8-1-column-content-gap)}}@media (min-width: 1310px){.x-f .x_w,.tpl-noads .x .x_w{padding-left:3.4375rem;padding-right:3.4375rem}}@media (min-width: 1439px){.a .a_e-o .a_e_m .a_e_m .a_m_w,.a .a_e-r .a_e_m .a_e_m .a_m_w{margin:0 auto}}@media (max-width: 575.98px){.cs_p .cs_p_i{flex-direction:column;align-items:end;justify-content:center}._g-xs-none{display:block}.cg_f time .x_e_s:last-child{display:none}.scr-hdr__team.is-local .scr-hdr__team__wr{align-items:flex-start}.scr-hdr__team.is-visitor .scr-hdr__team__wr{align-items:flex-end}.scr-hdr__scr.is-ingame .scr-hdr__info:before{content:"";display:block;width:.75rem;height:.3125rem;background:#111;position:absolute;top:30px}}@media (max-width: 767.98px){.btn-xs{padding:.125rem .5rem .0625rem}.x .btn-u{border-radius:100%;width:2rem;height:2rem}.x-nf.x-p .ep_l{grid-column:2/4}.x-nf.x-p .x_u{grid-column:4/5}.tpl-h-el-pais .btn-xpr{display:inline-flex}.tpl-h-el-pais .btn-xpr+a{display:none}.tpl-h-el-pais .x-nf.x-p .x_ep{display:flex}.tpl-h-el-pais .x-nf.x-p .x_u .btn-2{display:inline-flex}.tpl-ad-bd{margin-left:.625rem;margin-right:.625rem}.tpl-ad-bd .ad-nstd-bd{height:3.125rem;background:#fff}.tpl-ad-bd ._g-o{padding-left:.625rem;padding-right:.625rem}.a_k_tp_b{position:relative}.a_k_tp_b:hover:before{background-color:#fff;content:"\a0";display:block;height:1.0625rem;position:absolute;top:1.375rem;transform:rotate(128deg) skew(-15deg);width:.9375rem;box-shadow:-2px 2px 2px #00000017;border-radius:.125rem;z-index:10}}
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Lidiar con la menstruación en Sudán del Sur: “Falto a la escuela cuando tengo la regla porque no tengo nada con lo que recoger la sangre”
El a artículos de higiene femenina es un derecho de toda mujer y niña. Sin embargo, en este contexto, una cultura de vergüenza y tabú provoca que no se hable del tema y que cada una busque su propia manera de manejar el periodo. La mayoría se aísla y se salta sus actividades en esos días
Nyasunday Dak Jal, de 23 años, sumergida en las aguas que inundan su aldea, Pakur, Sudán del Sur, para lavar su ropa interior.Peter Caton
Para una mujer de un país occidental, no es difícil encontrar compresas o tampones para la menstruación. Sin embargo, en la ciudad de Bentiu, en Sudán del Sur, encontrar estos productos es una lucha, que se repite cada mes. Las mujeres y las niñas no hablan, comentan ni comparten información sobre la regla. Hay una cultura de vergüenza y pudor en torno al tema. Las madres no explican a las hijas cómo manejar la menstruación, pero ellas tampoco recibieron ninguna orientación.
El problema de que sea un tabú se ve agravado por las fuertes lluvias y las difíciles condiciones de vida en el campo de refugiados de Bentiu, capital del Estado de Unity, al norte del país. Aquí viven más de 134.000 personas y han llegado más a los nuevos asentamientos creados fuera de él para los desplazados por las inundaciones: casi el 90% de su población ha perdido su hogar debido a ellas.
"No tengo jabón para lavar mi ropa. Solo la enjuago con agua y la cuelgo afuera. Siempre me da vergüenza porque la gente puede ver manchas de sangre y también por el olor", Nyachot Mach Gai, 14 años.Peter CatonNyaken Tuor, de 30 años, vive en el campamento POC en Bentui, Sudán del Sur. “Antes podíamos ir al monte y lavarnos en privado, pero después de la inundación, tenemos que hacerlo en el campamento”.Peter CatonMary Nyalena, 16 años, alumna de primaria de Machakos, en Bentui. "Falté la escuela porque tenía el período y no tenía nada para coger la sangre. El reto al que nos enfrentamos es que no usamos jabón para lavar las toallas y la ropa manchada”.Peter CatonNyazuode Hoth Gatluak, de 25 años, vive en Bieh, en Bentui. Ella trabaja en una tienda de té para ganarse la vida y alimentar a sus dos hijos. "Cuando me viene la regla, dejo de ir a trabajar durante siete días... Si mis clientes ven una mancha de sangre en mi ropa, dejarán de venir a mi establecimiento".Peter CatonNyabaka Gatphan, de 25 años, vive en Rubkona. "Cuando uso mi copa menstrual, no me da vergüenza pensar que mi ropa se pueda manchar".Peter CatonNyajima Gatdet, de 16 años, sostiene una nueva toalla sanitaria reutilizable que recibió como parte del kit de dignidad distribuido por la ONG Welthungerhilfe en Bentui. “Nunca he utilizado una toalla higiénica y no sé cómo usarla”.Peter Caton
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