Petro deja la dirección de Migración Colombia a la deriva
Gloria Arriero carece de la experiencia adecuada para encabezar la autoridad migratoria en el principal país de acogida de la diáspora venezolana


Colombia, que históricamente ha expulsado a una porción considerable de sus ciudadanos, se ha convertido desde hace años en un país de acogida. En el que es por mucho el principal destino de la diáspora venezolana, la entidad encargada de ejecutar la política migratoria adquiere cada vez más relevancia. Sin embargo, la dirección de Migración Colombia lleva meses a la deriva en el Gobierno de Gustavo Petro.
Gloria Esperanza Arriero se posesionó como cabeza de la autoridad migratoria este jueves, después de más de un semestre con una directora encargada y a pesar de que la página de la Presidencia de la República ya había publicado en febrero la hoja de vida de otra aspirante al cargo, Nigeria Rentería, una abogada con amplia experiencia en derechos humanos. Nunca hubo una explicación oficial sobre esa fallida designación. El nombramiento de Arriero, cuyo currículo fue publicado a mediados de mes, no promete resolver los problemas de Migración Colombia, una entidad con 1.600 funcionarios.
La nueva directora es periodista, con una especialización en alto gobierno de la Universidad Minuto de Dios, pero sin antecedentes en gestión migratoria. Su experiencia apunta principalmente al sector ambiental, con cargos que incluyen el de directora del convenio con el Resguardo Indígena Muisca de Cota o el de directora general de Soluciones Ambientales S.A.S. Su militancia política en las redes sociales, a favor del presidente Petro y en contra de sus opositores, también ha despertado reparos.
La política de acogida y flexibilidad migratoria de Colombia durante los últimos años, ampliamente elogiada y estudiada por la comunidad internacional, puso al país a la vanguardia de América Latina. Sin embargo, a medida que Petro normalizó las siempre difíciles relaciones con la Venezuela de Nicolás Maduro, después de años de diferencias irreconciliables, el tema de la migración venezolana perdió fuerza entre las prioridades del Gobierno.

“En un escenario donde el tema migratorio se ha vuelto tan contencioso y el más importante en la relación con Estados Unidos –no solamente por la llegada de venezolanos, también por el uso de Colombia como lugar de paso antes del Darién–, no tener a nadie a cargo es un problema grande”, apunta la internacionalista Sandra Borda. “No es un descuido casual. Desde el comienzo de esta istración ha habido una intención clara de desplazar el tema al fondo de la agenda. Petro básicamente ha dicho una y otra vez que no cree en las políticas migratorias, cree en la libre movilidad”, añade la profesora e investigadora de la Universidad de Los Andes, que fue consejera para las relaciones internacionales de la Alcaldía de Bogotá. “La actividad del Gobierno en materia de atención a la migración en las ciudades es mínima, casi nula, y no ha hecho más que encogerse; es un tema que delegaron a las ciudades”, afirma.
Es un fenómeno de enormes dimensiones, a pesar de que el régimen de Maduro suele negarlo o minimizarlo. Las cifras oficiales muestran casi tres millones de venezolanos en todo el territorio colombiano. Más de medio millón se ha radicado solo en Bogotá. Aunque el Gobierno de Iván Duque (2018-2022) los cobijó con un Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos, muchos enfrentan dificultades extremas, tienen escasos recursos para subsistir y alimentan las filas de la informalidad. Buena parte de la cooperación internacional, ahora en retroceso en tiempos de Donald Trump y su endurecida política migratoria, estaba dedicada a atender ese flujo.
📌 #EsNoticia | La Canciller @LauraSarabia posesionó a Gloria Arriero López como la nueva directora general de @MigracionCol, en el marco de la Cumbre del Gran Caribe, en Cartagena. Para nuestra directora todos los éxitos en su gestión. pic.twitter.com/JjSclDIRPu
— Migración Colombia (@MigracionCol) May 29, 2025
El fenómeno de movilidad humana proveniente de Venezuela era una de las prioridades del Estado colombiano, pero ha dejado de serlo para Petro. La oficina para la integración de la población migrante, que se conocía como la Gerencia de la frontera, estuvo muy cerca de la Presidencia tanto en la recta final de Juan Manuel Santos (2010-2018) como con Duque, pero la actual istración la trasladó a Cancillería y devaluó su labor. Tampoco fue un tema importante en el marco de las relaciones entre Bogotá y Caracas, más allá de los pronunciamientos en los que Petro ha dejado claro que “las fronteras seguirán abiertas” y “las poblaciones fronterizas pueden sentirse tranquilas”.
Al inicio de su cuatrienio, Petro designó al frente de las tres entidades de inteligencia herederas del desmantelado Departamento istrativo de Seguridad (DAS) a antiguos militantes de la guerrilla del M-19, hombres de confianza que lo habían acompañado en su carrera política como congresista y alcalde de Bogotá. El escogido para Migración Colombia fue Fernando García, quien renunció a finales de septiembre para asumir como embajador en México. Desde entonces, no ha nombrado un director en propiedad.
“En los últimos tres años la institución ha carecido de un liderazgo robusto y las personas a cargo no han estado a la altura de lo que significa Migración Colombia”, valora Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, en Bogotá. Atribuye esa suerte de limbo a una falta de voluntad política. Con esas dinámicas de expulsión, acogida y país de tránsito, a las que se añade una considerable migración pendular, la autoridad migratoria colombiana necesita plantearse un proceso de crecimiento y modernización, explica. Para encabezarla se requiere un perfil técnico, una persona que conozca sobre derecho migratorio, con altas capacidades de gerencia y también de relacionamiento con la cooperación internacional. “En este momento, Migración Colombia requiere un perfil muy alto. Gloria Arriero no tiene un perfil técnico. Un actor político puede llegar a ser muy negativo para una institución que tiene unas características muy complejas”, advierte.
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