Puigdemont se juega su estrategia por el catalán con la decisión de Bruselas

La incertidumbre que rodea el proceso para dar oficialidad al catalán en Europa genera una onda expansiva que alcanza a Barcelona y Madrid, con repique en la gobernabilidad de España. Junts per Catalunya repite que el asunto es capital y que tiene capacidad para ser hormigón o arena en los inestables cimientos que sostienen al Gobierno. Carles Puigdemont ha insistido en plantear la carpeta de la lengua como un requisito fundamental para mantener relaciones más o menos fluidas con el PSOE y ha lanzado repetidos mensajes para advertir que el tema acumula meses luciendo como un suspenso en la cuartilla de notas de Pedro Sánchez. Más allá de medir la temperatura entre las dos partes, el desenlace de la trama con el catalán pone a prueba el orden interno en Junts, tras la controvertida decisión de Puigdemont de apartar al partido de un pacto de consenso en Cataluña por la promoción de la lengua que impulsó el expresident Pere Aragonès (ERC).

La cúpula de Junts se reunió este lunes en la sede del partido en Barcelona y conectó telemáticamente con Puigdemont, que sigue en Waterloo (Bélgica) a la espera de poderse beneficiar de la ley de amnistía. Sobre la mesa se puso cómo afrontar el panorama que se abre tras la convocatoria de este martes del Consejo de Asuntos Generales en Bruselas, una cita clave para conocer si el catalán logra alcanzar el sello de la oficialidad en la UE. El partido independentista ha optado por la discreción, sin aspavientos que pudieran entorpecer las gestiones de última hora planeadas por el Ministerio de Exteriores para lograr la luz verde.

Más allá de poderse presentar en público como el conseguidor que ha logrado movilizar al PSOE para que suba de peldaño al catalán en la UE, Junts afronta el trámite de este martes como una suerte de encrucijada interna. Hace dos semanas, la formación se apartó voluntariamente del Pacto Nacional por la Lengua, una iniciativa por la defensa y la promoción del catalán que ha logrado agrupar al PSC, ERC y Comunes junto con entidades como Òmnium y Plataforma per la Llengua. El proyecto, gestado durante el mandato del expresident Pere Aragonès, cuenta con un presupuesto de 255 millones de euros pero Junts decidió quedarse al margen y Puigdemont alegó que no tenía sentido aprobar un plan por el catalán sin esperar a saber si alcanza la oficialidad en Europa.

Tras recibir duras críticas en Cataluña porque el candidato propuesto por Junts en la CNMC votó a favor de la opa del BBVA sobre el Banco Sabadell, el partido ha vuelto a la diana por su estrategia con el catalán. La formación ha tratado de salir al paso manifestando que se puede renegociar el pacto por la lengua, una vez se conozca la resolución sobre el catalán en la UE y la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el 25% de clases en castellano en las escuelas. “No podíamos seguir esperando a Junts para sacar adelante el Pacto por la Lengua”, ha replicado el consejero de Política Lingüística, sc Xavier Vila.

Apartar deliberadamente al partido de una decisión sobre el catalán que cuenta con un amplio consenso social generó estupefacción en muchos sectores del partido. Las críticas a la dirección se acostumbran a hacer en voz baja dentro de Junts, pero la decisión que se tome hoy en Bruselas tiene capacidad para dar que hablar.

Por lo pronto, en la dirección de Junts no sorprende el énfasis que ha tratado de exhibir el Gobierno para defender que se ha fajado buscando alianzas que impulsen la oficialidad del catalán. El partido de Puigdemont sostiene, sin embargo, que la puesta en escena de Albares queda supeditada a que el proceso culmine con éxito. El esfuerzo se presupone, y solo la recompensa es digna de reconocimiento, dicen en Junts.

En la comparecencia que hizo Carles Puigdemont el pasado diciembre, quejoso por la falta de concreción de los acuerdos con el PSOE y donde amenazó con impulsar una cuestión de confianza contra Pedro Sánchez, el expresidente catalán desgranó la lista de asuntos pendientes que, a su criterio, acumula el Gobierno para cumplir con los compromisos pactados con Junts. El primer reproche fue la lengua catalana, y señaló a un culpable: “El catalán no es lengua oficial de Europa por la falta de implicación de Pedro Sánchez”, afeó Puigdemont. “Cuando le conviene ya ha demostrado que es capaz de pactar con Orban y Meloni para darle un cargo europeo a una militante de su partido”, señaló, en alusión al nombramiento de Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea. “Es evidente que no ha dedicado los esfuerzos que le hemos pedido para lograr lo mismo para el estatus del catalán como lengua oficial de la Unión Europea”, abundó.