La inflación de la zona euro se modera por segundo mes consecutivo, hasta el 2,2%
Los efectos de la guerra comercial todavía no se sienten en la marcha de los precios


Los precios aflojan la presión por segundo mes consecutivo. En marzo la inflación en la zona euro ha bajado una décima, hasta el 2,2%, según Eurostat. El índice de precios al consumo de la zona euro cumple de esta forma con las previsiones que apuntaban a un repunte a finales del año pasado y muy comienzos de este, para después ir remitiendo, con lo que el Banco Central Europeo (BCE) gana margen, con permiso de la guerra comercial que está comenzando, para seguir reduciendo los tipos de interés. No solo el índice general señala en esta dirección, también el subyacente, del que se eliminan los productos más volátiles del mercado, que encadena más tiempo a la baja y ya ha caído al 2,4%.
Que la inflación haya remitido en febrero y marzo es un alivio a las puertas de la guerra comercial iniciada por la Casa Blanca. La teoría suele decir que cuando los aranceles suben los precios lo hacen con ellos. La propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen no deja pasar la ocasión de advertirlo cada vez que habla de los movimientos que se están dando al otro lado del Atlántico. “Los aranceles son impuestos”, es una de sus frases. “Los aranceles acelerarán la inflación [en Estados Unidos]”, abunda. Pero cuando se incrementan los derechos aduaneros no todas fuerzas que se ponen en marcha empujan en un solo sentido. Por ejemplo, el encarecimiento de las importaciones y los traumas sobre las cadenas de suministro pueden enfríar la actividad económica y eso empuja los precios hacia abajo. Además, la errática política de Trump está debilitando el dólar lo que tiene un efecto deflacionista en Estados Unidos y uno inflacionista fuera.
En definitiva, no está muy claro qué efectos puede tener la sacudida arancelaria sobre los precios. Por eso, es importante que, por ahora, no se aprecie impacto y se gane margen para las posibles curvas que pueden venir en el futuro más próximo.
También hay que tener en cuenta que todavía es muy pronto para que se noten los efectos de las primeras decisiones de Trump. Por ahora, sobre la UE solo ha impuesto oficialmente los aranceles del 25% al acero y al aluminio. El próximo jueves entrarán en vigor los ya anunciados al automóvil. Y, en teoría, este miércoles anunciará una subida arancelaria masiva en lo que él ha llamado “el día de la liberación”, si bien no se sabe cuándo empezarán a aplicarse. Del lado europeo, se conoce la respuesta por el incremento de derechos aduaneros al acero y al aluminio, pero todavía no se aplica. “Sabremos un poco más en abril y mucho más en junio”, aventuró la presidenta del BCE, Christine Lagarde, al acabar la última reunión del consejo de gobierno de la máxima autoridad monetaria de la zona euro.
“La incertidumbre en torno a las perspectivas de inflación a corto plazo sigue siendo muy elevada. Los aranceles estadounidenses podrían provocar presiones deflacionistas en el mercado de la eurozona, ya que deprimen las exportaciones y, por tanto, el crecimiento. Además, también se traduce en una mayor oferta en el mercado de la eurozona, ya que EE UU aumenta las barreras de . Sin embargo, es probable que las medidas de represalia de la Comisión Europea tengan un efecto alcista sobre la inflación de la eurozona, ya que se trata esencialmente de un impuesto interno que se introduce y que, en cierta medida, pagarán los consumidores”, apuntan los economistas del servicio de estudios del banco holandés ING.
Por ahora, los elementos que más están condicionando el comportamiento de los precios siguen siendo los vistos durante los últimos tiempos: las cotizaciones de la energía y la inflación de los servicios. En ambos casos, en marzo han favorecido la bajada del IPC.
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