El PP no halla pruebas pero insiste: “Ábalos convirtió el parador en un puticlub”
Los populares ignoran en el Senado un nuevo desmentido de la supuesta orgía, ahora de la ministra Alegría

El Senado vivió este jueves otra afanosa jornada en busca de pruebas de la orgía fantasma del exministro José Luis Ábalos en el parador de Teruel en época de pandemia. Y la comisión de investigación de la Cámara alta sobre el caso Koldo volvió a encontrarse con un enérgico desmentido: si a principio de semana había sido el director del establecimiento hotelero, esta vez le correspondió a la ministra de Educación y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría. “Jamás”, “rotundamente”, “fehacientemente”, “sin ninguna duda”… Las más tajantes negativas se sucedieron en boca de Alegría, que en el momento de los supuestos hechos ―el 15 de septiembre de 2020― era la delegada del Gobierno en Aragón y pasó esa misma noche en el parador tras asistir con Ábalos y otros cargos del Ministerio de Transportes a la inauguración de unas obras ferroviarias. El PP prefiere creer a las fuentes anónimas de dos medios, Ok Diario y Diario de Teruel. Y no solo insiste en que se trata de “hechos contrastados”. Los eleva a paradigma de “un modo de ejercer el poder”.
Durante las casi dos horas que duró la comparecencia de Alegría, los senadores podrían haber estado indagando sobre la existencia del monstruo del Lago Ness o del abominable hombre de las nieves, que el resultado hubiese sido el mismo: cuestión de fe. O de física cuántica.
-¿Había más huéspedes esa noche en el parador? ― preguntó a la ministra la senadora popular Rocío Dívar, en busca de un rastro de las prostitutas.
-Sí, claro.
-¿Podrían ser invitados del señor Ábalos?
-Yo no lo vi.
-Yo no soy capaz de distinguir a una mujer que ejerce la prostitución. ¿Usted sí?
-Yo tampoco.
Alegría facilitó el número de su habitación, detalló sus facturas, contó con detalle la cena de aquella noche, en la que no participó Ábalos, que se retiró antes que los demás. Aseguró que no oyó ni vio nada parecido a un microbús cargado con prostitutas traídas expresamente desde Alicante del que hablan los citados medios. Tampoco los supuestos destrozos en la suite del entonces ministro de Transportes. La ministra lo reiteró incansablemente. “Yo puedo cometer errores como todo el mundo, pero soy una mujer íntegra y honesta”, repitió. Dívar no se arredró. Ella lo tenía muy claro y lo certificó a la hora de exponer sus conclusiones: “Ábalos convirtió el parador en una discoteca, cuando no en un puticlub. Y toda la maquinaria del PSOE y del Gobierno se ha empeñado en ocultarlo”.
Ya en el primero de los interrogatorios, a cargo de la senadora de UPN María Caballero, la ministra argumentó:
-¿Usted cree que en una ciudad de 36.000 habitantes donde todo se sabe, si se hubiese producido eso, no se habría enterado todo el mundo? Se habría sabido al minuto.
Y redobló después:
-Con los controles que había en las carreteras por la pandemia, ¿la Guardia Civil no se iba a enterar de que venía desde Alicante un microbús lleno de pilinguis, como se ha dicho? ¿Y los policías que también durmieron en el parador no se enteraron de que se destrozó una habitación?
-A mí se me hace muy raro― itió Caballero.
La senadora de UPN había empezado interesándose por la razón de que la ministra se ofendiese con una periodista de Ok Diario que, tras publicar la primera entrega del caso, le preguntó si había pernoctado ese día en el parador. “Porque me preguntó dónde y con quién había dormido hace cinco años”, contestó una irritada Alegría.
Ángel Pelayo Gordillo, de Vox, también chocó con los desmentidos continuos, hasta que la compareciente le espetó: “Ustedes no quieren saber lo que pasó, quieren que pase lo que ustedes están diciendo”. Visto que la cosa no avanzaba, el extremeño Gordillo intentó cambiar de tema y preguntar a Alegría por los líos en el PSOE de su tierra a propósito del supuesto enchufe del hermano de Pedro Sánchez. El presidente de la comisión, el popular Eloy Suárez, lo cortó de raíz.
En auxilio de la ministra acudió el socialista José Latorre, que introdujo la cuestión de la avalancha de ataques vejatorios y machistas que sufrió tras las primeras publicaciones. Se refirió, sin dar su nombre, a la diputada del PP en la Asamblea de Madrid Elisa Vigil, quien grabó un vídeo en Instagram denunciando que los socialistas habían fletado “un microbús cargado de pilinguis”, de lo que concluyó: “¡Sois unos guarros!”. La ministra relató luego que el portavoz popular en el Congreso, Miguel Tellado, dio por hecho un inexistente parte de la Guardia Civil sobre los supuestos destrozos en el parador. Y leyó un largo inventario de insultos en las redes: “Golfa sin escrúpulos”, “concubina de Ábalos”, “blanqueadora de proxenetas”, “Alegría y otras putas del montón”, “muñeca hinchable del PSOE”…
La popular Dívar empezó reconociendo: “Yo creo que usted no vio nada”. Lo que no le impidió persistir en el interrogatorio con este argumento: “Usted no está en condiciones de negar que se produjera. Yo tampoco”. Y como nadie estaba en condiciones de negar la orgía, la senadora infirió que su existencia quedaba demostrada. ¿Con qué pruebas? Los testimonios anónimos de supuestos empleados, a los que Dívar otorgó más valor que a la declaración ante el Senado del director del parador, este sí con nombre y apellidos, Joaquín Gutiérrez López. Incluso insinuó que se podrían haber destruido partes policiales. Alegría la emplazó a que convoque a esos trabajadores a la comisión. No hubo respuesta. Para los populares ya todo está ya muy claro: “El PSOE niega la evidencia”.
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