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Desalojan el piso okupado de La Medusa de Poble-Sec: “Las casas van y vienen, pero el sindicato se queda”

Los Mossos d’Esquadra identifican y denuncian a una treintena de activistas que trataban de impedir el desahucio

Los Mossos d'Esquadra desalojan La Medusa, un piso okupado de Pobl-Sec, en Barcelona, el 22 de mayo de 2025.

Una semana después del primer intento fallido de desalojo, los Mossos d’Esquadra han desahuciado este jueves La Medusa, un piso okupado del barrio barcelonés de Poble-Sec, en el distrito de Sants-Montjuïc. Las barricadas que han montado activistas y vecinos a pie de calle no han evitado que una decena de brigadas del Àrea Regional de Recursos Operatius (ARRO) haya desalojado a las cuatro residentes del primer piso del número 123 de la calle de Nou de la Rambla. En hacerse efectivo el lanzamiento, el Sindicat d’Habitatge de Poble-Sec ha hecho un llamamiento a la movilización vecinal para evitar futuros desahucios: “Las casas van y vienen, pero el sindicato se queda. Seguiremos luchando para que todo el mundo tenga una vivienda digna, porque ni podemos ni queremos pagar un alquiler hasta terminar con el sistema rentista”, sostiene la organización.

Cerca de un centenar de vecinos y activistas del Sindicat d’Habitatge de Poble-Sec se han concentrado frente a la puerta de la vivienda, propiedad del conglomerado empresarial Rentdaen S.L, que dispone de más de 60 pisos en Barcelona, muchos de ellos vacíos según el sindicato. Atrincherados y encadenados, los activistas han tratado de evitar el desalojo mediante la resistencia pasiva, y uno a uno, la policía los ha levantado del suelo para abrirse paso. El desahucio estaba previsto a las 9.00, pero no ha sido hasta las 11.30 cuando la policía ha forzado la puerta y accedido a la vivienda. Fuentes policiales han asegurado que se han identificado y denunciado a 31 personas, pero finalmente no ha habido ninguna detención.

Entre las desahuciadas se encuentra Magda Dos Santos, investigadora predoctoral. Dos Santos ha explicado que el día anterior los Mossos d’Esquadra, que han estado en permanente vigilancia en los alrededores del bloque, retiraron los cristales de los barrotes de la puerta principal del edificio para que la entrada fuese más sencilla. Este ha sido el segundo intento de desalojo de La Medusa. El primero, el jueves de la semana pasada, se aplazó por la falta de efectivos de la policía y por los numerosos manifestantes que se agolparon frente a la vivienda.

Otra de las residentes en el piso es Júlia, que okupó la vivienda en 2020, cuando estaba vacía. Durante estos años, Júlia y sus compañeras lo han intentado todo. Desde negociar con la propiedad un alquiler social hasta la regularización de su situación mediante diferentes propuestas de alquiler, todas dentro de los márgenes fijados por la Ley 12/2023 por el Derecho a la Vivienda, unas cifras que oscilan entre los 648 y los 833 euros.

Durante cinco años La Medusa, como muchos otros, ha servido como vivienda de emergencia para jóvenes, migrantes sin papeles o madres solteras. El piso formaba parte de la red de vivienda del sindicato, que lo okupó como respuesta a la crisis inmobiliaria y a la especulación de los fondos de inversión en Barcelona. La Medusa pasa así a formar parte del largo historial de edificios que se han convertido en un icono de la lucha por una vivienda digna en la capital catalana, como la Casa Orsola, l’Antiga Massana o la Buenos Aires.

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